Todos tenemos secretos escondidos en algún lugar y nos sentimos frágiles cuando alguien los descubre.

Pero llega un momento en la vida en el que descubres que no es necesario seguir ocultando lo que hemos sentido, llorado, reído, amado... No es necesario esconder en lo más recóndito del alma todo aquello que nos hizo sentir intensamente vivos.

Ya perdí el miedo de abrir las puertas del alma, porque no soy vulnerable ante nadie, salvo ante el miedo de sentirme vulnerable.

Tan solo soy alguien como tú, a quien el universo no ha cesado se regalarle momentos para sentirse viva.

Vida, Vida, Vida....

Estalla la Vida en mí

Entre las rocas escarpadas se desliza el tiempo.
Ignora sus carencias, su vacío entre espumas.

Nada existe mas allá de la mar y las horas
sino el espacio infinito y la eternidad.

Florecen mis pensamientos, 
batiendo sobre las aguas
sus plumas de libertad.

Y siento mi sangre, salada como las olas,
cálida y granate de atardecer entre mis venas,
surcando el universo que limita mi piel.

Mis ojos y mis manos y mis labios y mi espalda,
toda yo soy mar y ala.  Toda yo, espuma.
Toda yo, viento que enhebra,  letra a letra, la palabra
del poema infinito de mi propia existencia.

Una eclosión de vida en azules se sucede
y quedo extasiada, amarrada a la roca,
sintiéndola bajar por mis mejillas
para volverla a absorber sobre mis labios.

Y toda yo, dueña del cielo y de la luz.
Y solo yo, dominando la existencia de todos
                                           y de todo cuanto vive.

Sola y libre. Siento. Siento