y pronuncio cien veces una tu nombre
como un conjuro divino.
Pero tu no lo sabes.
Dicen que estalló abril en rosas y en espliegos;
que la noche reventó su vientre preñado de estrellas.
y, dicen, que el alba someterá una a una
las sombras de la noche.
Pero tú no lo sabes. Ni sabes que soy
ni rosa ni estrella ni luz en la aurora;
que en mí el otoño se mantiene vivo.
Solo soy otoño, deshojado y herido,
hoja muerta de álamo, y caída.
Lluvia soy de octubre; de noviembre, frío.
de haberte perdido en mitad del otoño.
Y es mi otoño tu ausencia.
Solo un resto de coraje me empuja y me hace fuerte,
y sigo sonriendo a los vientos y a la tierra,
porque, a pesar de mi otoño y de tu ausencia,
continúo, hoja a hoja y lluvia a lluvia,
queriéndote