Todos tenemos secretos escondidos en algún lugar y nos sentimos frágiles cuando alguien los descubre.

Pero llega un momento en la vida en el que descubres que no es necesario seguir ocultando lo que hemos sentido, llorado, reído, amado... No es necesario esconder en lo más recóndito del alma todo aquello que nos hizo sentir intensamente vivos.

Ya perdí el miedo de abrir las puertas del alma, porque no soy vulnerable ante nadie, salvo ante el miedo de sentirme vulnerable.

Tan solo soy alguien como tú, a quien el universo no ha cesado se regalarle momentos para sentirse viva.

Tan solo para ti fui construida

Tan solo para ti fui construida.

Para verte llegar del infinito caminando hacia mí,
esculpieron en las cuencas vacías de mi rostro
los ojos que te miran.

Para recorrer las líneas inciertas de tu cuerpo
cuando sobre mi almohada te hundes en tus sueños,
con alas de mariposas moldearon
las manos que te acarician.

Para estrecharte contra mi pecho
cuando te encuentro,
como una cuna de estrellas acolchada
están hechos mis brazos.

Para beber la miel de tu saliva,
para guardar el relámpago de un beso,
para llenarlo con la esencia de tu aliento,
aquí tienes mi boca.

Para gritarte desde lo más alto
de la más alta montaña,
desde el azul del cielo más azul,
que mi infinito amor no cabe en los espacios infinitos,
hicieron mi garganta.

Para dar a tu cuerpo la vida que en mi cuerpo habita
la cubrieron de piel con infinitos poros:
puertas por las que escapa, atropelladamente,
la fuerza de mi juventud.

¡Miserables gotas de cristal ardiente
que horadan tus mejillas de suave terciopelo!
Para beber tus lágrimas y refrescar tu aliento,
mis labios esculpieron desesperadamente.

Para que nadie, nunca, te quiebre la sonrisa
mi sonrisa, como una sombra, en pos de la tuya se desliza.

Para llenar el hueco frío de tu alma,
me dieron a mí el alma con la que hoy te arropo.

Para llenar de vida los días de tu vida,
encendieron la llama de la vida en mi.

Tan solo para ti fui construida.
Tan solo para ti.